La coherencia humana

La coherencia, debe ser una de las principales características humanas sobre las que, pensadores como Lenin y Gramsci tuvieron que trabajar, para poder lograr, que tantas personas con fundamentos filosóficos diferentes e inconciliables entre sí, pudieran vivir sin darse cuenta de la contradicción con la que cargan y en consecuencia, hacerlos apoyar algo que va en contra de si mismos, de sus propias naturalezas y creencias mas íntimas, incluso de su propia seguridad y vida.
Obviamente, para lograr semejante manejo de la sociedad, hay que trabajar durante décadas con la deseducación, porque es allí, donde se logra el objetivo.
Para que alguien pueda vivir en contradicción, tiene que ser lo suficientemente ignorante como para no darse cuenta de su propia ignorancia y a la vez, creerse muy inteligente e ilustrado.
Es una obra de ingeniería educacional y social fantástica y posible, mediante la cual, la gente bien deseducada, adquiere un lenguaje lleno de términos difíciles, que confunde con inteligencia y usa sin conocer su significado ni consecuencias.
De esta forma se puede lograr y se logra, por ejemplo, que alguien poseedor de medios de producción de bienes, conviva políticamente con otro, cuyo objetivo es confiscárselos cuando llegue al poder y si es necesario, matarlo.
Veamos otro ejemplo.
En nuestro país, una vez mas, como viene ocurriendo cada pocos meses, volvió al tapete el tema de la despenalización del delito de aborto, a través de un proyecto de ley, cuyo título es un canto al fascismo aplicado, por cuanto habla de SALUD REPRODUCTIVA, mientras que su contenido va justamente en contra de la VIDA, de la SALUD y de la REPRODUCCION.
Este proyecto, una vez mas, va a ser presentado por la Senadora socialista, Dra. Xavier, con la diferencia que esta vez, cuenta con el apoyo de una enorme cantidad de parlamentarios.
Cuesta creer, para un creyente, la tenacidad de nuestra distinguida galena, en esto de convertir al Uruguay en un frigorífico y matadero humano con aval oficial. Pero a ella no le importa, porque es marxista y por lo tanto, atea, y por lo tanto, el asesinato de personas, nacidas o no nacidas, no le ocasiona ninguna carga moral. Para ella, por marxista, el fin justifica los medios y cualquier medio es bueno, si ayuda a conseguir un fin buscado.
Y que esto no se lea como una crítica ni una agresión, es simplemente, la constatación de un hecho. Gracias a DIOS, vivimos en una democracia republicana, donde hay lugar para todas las ideologías, inclusive para aquellas que la quieren destruir, y la Dra. tiene todo el derecho de pensar como quiera y comunicar su pensamiento todo lo que quiera.
Es cierto que la carnicería ya existe, pero clandestina.
Lo que quiere la senadora y sus seguidores, es que deje de serlo y se convierta en algo formal y oficial, lo cual, solo va a servir para que se agrande, no para que se achique, eso si, bien limpita y con todas las garantías. Es un problema cualitativo, no cuantitativo.
Lo que se propone no es disminuir o evitar el aborto, sino hacerlo en hospitales públicos, financiados por todos los orientales, los que están de acuerdo y los que no lo están, convirtiéndolos en cómplices involuntarios, pero cómplices al fin, de un acto que les repugna.
Adicionalmente, por si se cumpliera aquella promesa del Presidente, que en caso de salir aprobada tal ley la vetaría, ya se habla de consulta popular.
Y es ahí donde se van a apreciar los efectos de tantos años de deseducación y de ingeniería social.
Porque, como puede alguien ser cristiano, judío, musulmán, o creyente en lo que sea, pero creyente al fin, admitir el asesinato de un ser humano indefenso, por el sólo hecho de haber sido concebido en el momento inadecuado por las personas inadecuadas?
El creyente, si lo es realmente, cree que la vida es un don que sólo DIOS da y sólo a él le corresponde tomar, cuando, como y donde, sólo él dispone.
Hoy los frentistas creyentes sinceros, que los hay, deben tener grandes problemas para conciliar su adhesión político partidaria con su espíritu creyente y con las enseñanzas y prédicas de su religión, sea cual sea.
Pero lo cierto es que, los gobernantes que ellos votaron, pretenden usar su apoyo para instalar una carnicería humana legal en el país, en contra de sus creencias.
Era previsible que el día que les tocara gobernar, se empezaran a enfrentar con estos problemas, porque cuando todo era simple cháchara de oposición, era más fácil.
Pero ahora hay que hacer, y hacer implica discrepar y enfrentarse cara a cara con los fraternos compañeros de ruta política, con los que es imposible coexistir espiritual y filosóficamente, y este tema del aborto es sólo la punta del témpano.
Recién ahora empiezan a darse cuenta los frentistas creyentes, que es imposible cogobernar con marxistas, por la simple razón de que éstos son ateos, no creen en el creador y por lo tanto, la vida puede ser tomada en cualquier momento por cualquiera si es bueno para el estado, su único Dios.
Es una contradicción filosófica básica, insalvable, de la cual hasta ahora, deseducación mediante, ni se habían dado cuenta o peor aún, con la que habían convivido con la mayor irresponsabilidad.
Quizás por eso, los frentes populares, creados por el marxismo gramsciano, post revolucionario, demagógico y populista, llegaron al poder, pero no lograron gobernar por mucho tiempo y jamás lo hicieron bien.
Es tanto lo que meten en la bolsa y tanto lo que les prometen a todos, que complacerlos a todos, es sencillamente imposible.
Así, sus propias contradicciones internas terminan operando como su peor enemigo y generalmente en forma violenta.
En Uruguay, no tuvo que pasar demasiado tiempo para que el fenómeno saltara a la luz.