Jefe sin despacho

El nuevo jefe supremo de las fuerzas armadas, general del aire Bonilla, ha aceptado el cargo recientemente creado, de acuerdo a la ley que define el nuevo uso de las fuerzas armadas.

El hombre está cosechando, haciendo historia.

Cambió banderitas, declaró después de mucho que tenía familiares tupas, y terminó con el cargo.

Es el primer militar oriental que ocupa tan altísima distinción.

Y subrayo distinción, porque la designación no encierra otra cosa que, mas chirimbolitos para poner en la chaqueta, pero de mando, nada.

Tan poco significa para nadie la distinción, ni siquiera para aquellos que se la están dando, que ni siquiera tenían un despacho para alojarlo a él y a sus brutales nuevas responsabilidades.

Moraleja, el pobre bonilla, terminó armando despacho en el Club de la Fuerza Aérea, una institución privada mantenida por la cuota social de sus miembros.

Tan escandaloso ha resultado todo esto, que igual que los generales que se están retirando, mas algunos coroneles, porque les han designado un nuevo comandante en jefe de su izquierda, que hay socios que están renunciando, cuando no, pidiendo licencia, hasta que esta situación anómala se solucione.

A esto es que le llaman, “país de primera!”.

Lonjazo