Indecoroso
Hace pocos días, los cansados huesos del Viejo prócer,
salieron a pasear nuevamente.
Habían estado honrados por sus Blandengues mientras el
mausoleo era restaurado, luego pasaron unas semanas en el Palacio Legislativo y
por fin, fueron trasladados a su mausoleo nuevamente.
Y allá marchó una calurosa tarde de viernes, causando
un desastre de tránsito en la ciudad, rodeado de niños, en la cureña oficial
del Ejército.
Su Ejército, el que nació (1811) incluso antes que la
República (1830).
Ni siquiera eso pudo hacer bien este gobierno de
irresponsables.
No se les ocurrió hacer el traslado un sábado o
domingo de mañana, para que la gente lo acompañara.
No se les ocurrió que fuera acompañado por unas
compañías de su ejército y de su marina, como digno homenaje, además de los
escolares.
Pero sí se les ocurrió que fuera escoltado por una
patota de guardaespaldas con pinta de malandras, indecorosamente vestidos para
la ocasión, al grado de que uno de ellos, fue fotografiado tomando mate durante
la marcha.
Dicen los historiadores que Don José era un hombre con
carácter.
Sin duda lo habrá cultivado a lo largo de la peripecia
que le tocó vivir.
Creo que si hubiera ocurrido el milagro de salir de
esa urna, les habría enseñado a patadas y lonjazos, lo que significa el decoro
y el respeto por la Patria y sus símbolos.
Lonjazo.
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