Brescia habla de perdón

Brescia habla de perdón.

No voy a poner en duda su palabra.

Pero se queda medio corto, medio timorato en el tema, como con temor a que alguien se “ofenda” y le diga que se meta el perdón allá, donde no da el sol.

Algunos árboles no le dejan ver el bosque, árboles que, dicho sea de paso, él y muchos como él, plantaron y cuidaron con exquisito apego durante mas de 20 años de abono constante y tenaz.

Quizás, el paso de los años, la madurez espiritual que estos traen, empiecen a atenazarle el espíritu y entonces, rompe el silencio, como queriendo gritar por perdón.

Es hombre de derecho y es testigo privilegiado, del odio actuando en contra de la justicia, la Constitución y la ley.

Lo comprende íntimamente y probablemente lo empiece a sufrir.

En el tono cansino y tristón de sus palabras, parecería que no está pidiendo el perdón de otros para otros, sino para él.

Quizás, viendo como las cientos de víctimas de la insanía tupa comunista de hace 40 años, ha sufrido en silencio y perdonado, está tomando el ejemplo virtuoso del perdón silencioso y noble.

Porque habrá de darse cuenta que jamás se vio en estos años, a ninguna víctima del tupajebolche en actitudes de odio, rencor y revancha y menos de ventajismo económico y político.

Ni uno solo, cosechó dinero o cargos a costillas de sus seres queridos, caídos en una guerra que ni empezaron ni quisieron.

Esa chispita de luz, empieza a crecer en algunas almas, es cuestión de tiempo, valores y vergüenza.

Entonces, sería bueno que apunte mejor, que apunte a los que realmente sufren y curran con el odio, porque ellos son las verdaderas víctimas del odio. Porque el odio, siempre perjudica mas al que odia que al odiado.

Dijo Juan Pablo II, el mal, nunca es camino hacia el bien.

No son todos los que sufrieron aquella terrible época, que tienen el alma podrida de odio y rencor.

Todos lo sabemos y todos sabemos quienes son.

Pobre Brescia. Que se busque un cura o un rabino, aunque no sea creyente, le va a hacer bien.

Lonjazo