Humildemente...

La personalidad de las personas, suele apreciarse por pequeños detalles.
Pequeñas actitudes, que analizadas por separado no dicen mucho, pero cuando uno empieza a unir detalles, delatan aspectos que son imposibles de ocultar, por mas que viva diciendo palabras como “humildemente”, “modestamente”, “yo como un ciudadano cualquiera”, etc. y siempre con cara de corderito degollado.
En todo caso, eso termina delatando una marcada falsa modestia, que siempre, es mucho peor que la soberbia natural que pretende encubrir, por ser políticamente incorrecta.
Cuando una persona tiene una fiesta importante, un evento social o público de relevancia, probablemente se corte el pelo y hasta se peine especialmente para la ocasión, elegirá una vestimenta adecuada, probablemente nueva y así se presentará, tratando de honrar el evento, demostrando respeto, entre otras cosas, con la apariencia personal.
Ahora, cuando uno no sale a la calle jamás, sin haber pasado por las manos de un coifeur que le lave, peine y fije cuidadosamente y siempre igual el cabello, le oculte la peladita lo mejor posible, le acicale las manos, y quizás hasta le elija las corbatas, entonces estamos ante alguien que tiene una obsesión por su persona.
Cuando, además del celoso cuidado del aspecto personal, vemos que la persona muestra un excesivo temor por su seguridad física, unimos los detalles y nos encontramos ante alguien cuya personalidad empieza a mostrarse mas cristalinamente y empieza a dejar ver a una persona soberbia, pagada de si misma, envidiosa, quizás portadora de un marcado complejo de inferioridad que no logra vencer y de este modo, intenta y a veces logra, ocultar o cuando menos, disimular.
Adicionalmente, se puede afirmar que, aquel que no conoce sus defectos no intenta disimularlos, mientras que el que sí los conoce y acepta vivir con ellos, cuando intenta ocultarlos, envilece mas su personalidad.
Y si esto le ocurre, aún habiendo llegado a lo mas alto en materia profesional, económica y política, podemos estar ante una personalidad incapaz de aceptar algún tipo de limitación a su ambición y por tanto, capaz de cualquier cosa.
Ya logró todo lo lograble por un ciudadano común de origen humilde. Logró una profesión altamente respetada, logró notoriedad, logró una familia, logró una excelente posición económica, logró llegar al máximo escalón en una sociedad democrática, como sin duda lo es, ser elegido por sus conciudadanos para ser presidente.
Dejemos por un momento los medios, y miremos los logros, y son grandes.
Pero a una persona con esa personalidad nada lo satisface, entonces siempre hay algo mas.
Seguramente a su soberbia le caen incómodas las esperas en los aeropuertos, aunque sea en sala VIP y le molestan las combinaciones, aunque siempre viaje en first class, pero lo que peor le cae, lo que le resulta insoportable, es que sus pares, tengan su propio avión y él no.
Entonces, va a tener uno, aunque aquellos jubilados a los que les prometió un aumento “digno”, se tengan que conformar con menos de 200 pesos, él se va a gastar 20 millones de dólares en un juguete de su soberbia.
Con lo que vale el juguete, podrían construirse cientos de viviendas para las familias carenciadas, aquellas que tanto le preocupaban no hace tanto tiempo.
Pero su personalidad no se lo permite, él está primero. Baste como prueba final decir que, toda la Policía Caminera funciona con menos de 150 efectivos, mientras que él, para su seguridad personal, utiliza 90.
Festejemos Uruguayos, estamos en manos de un narcisista que no reparará en los medios, para conseguir su objetivo, cual es, él mismo.
Lonjazo.