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Location: Montevideo, Mdeo, Uruguay

Abogado y liberal

Tuesday, May 02, 2006

Pobre Patria...

Abril de 2006.

“La patria, cuyo nombre

es canción en el arpa del poeta,

grito en el corazón, luz en la aurora,

fuego en la mente, y en cielo estrella.”

La casualidad no existe decía con mucha razón un querido amigo, que hoy nos mira desde el cielo.

Cuando en el Uruguay, estudiábamos, admirábamos, nos emocionábamos con intelectuales de la talla del autor de esa estrofa inmortal, el Poeta de la Patria para muchos, abuelito Juan para unos pocos, pero que debería serlo para todos, el nuestro era un país respetado y hasta admirado en el mundo.

Y conste que no fue el único, sino que fue una estrella en un firmamento intelectual inimaginable para la región y el tamaño del país desde el que difundían su luz. No sin justicia nos identificaban como la Suiza de América. Pequeño, sobrio, rico en inteligencia, talento y personalidad, era capaz de hacerse oir por la profundidad y el contenido de la obra de su gente. Respetable y respetado, estuvo siempre presente en cuanto lugar hubo que estar para bien de la sociedad internacional y la humanidad.

Pero la lenta infección que empezaba a corroer al mundo avanzaba sin cesar y el nuestro, como tantos otros, no iba a encontrar el antibiótico adecuado, por lo menos hasta después de haber sufrido mucho.

Esa infección que empezó en la elevada Alemania como idea, se afianzó en la vieja Rusia en los hechos y se desparramó por el mundo en el peor y mas útil de los vectores, como sin duda lo es, la antivirtud y el transpersonalismo ateo disfrazado de humanismo, la ambición escandalosa de muchos y la mediocridad de millones. Como virus mutante, supo disfrazarse, ocutarse, modificarse para ir destruyendo cada día mas y mejor, sin dejar aspecto alguno librado al azar. Precursor del comunismo, supo posar de fascismo, nazismo, maoismo y demás ismos que le vinieran bien. Jamás idea alguna supo germinar tan bien en lo mas bajo de la naturaleza humana, para terminar haciendo tanto daño.

El resultado, incontables millones de seres humanos muertos, totrutados, desplazados, desaparecidos, para su propio bien. El gran trabajo del mal en plena faena, los jinetes desbocados cabalgando libremente por la faz de la tierra para alegría del maligno.

Como dijo un gran inglés que no hace falta nombrar, “contraria como es a la naturaleza humana, habrá de caer por su propio peso, sin que nadie tenga que empujarla siquiera”, y así fue... cayó.

Pero no hubo en la tierra lugar donde no llegara la peste. En América, se asentó en una isla donde vive y reina un patán asesino, que todavía hoy, en el S XXI continúa desparramando maldad fascista, aplaudida por un coro que hoy por hoy, uno no sabe si calificar de desvergonzado o idiota.

De ese patán, se desparramaron miles de patancitos que desataron la violencia y la guerra, para resolver los problemas que primero crearon, eso si, para nuestro bien.

Asesinaron, torturaron, secuestraron, rapiñaron, y hoy son ministros.

No hubo arma que les viniera mal y la destrucción intelectual fue una de ella, la que mejor resultado les dio.

Así, con los años, fuimos viendo desaparecer de nuestras librerías a Zorrilla, Acevedo Díaz, Rodó, Juana de América, Julio Herrera, Florencio Sanchez y tantos y tantos otros, para ir sustituyéndolos con alcahuetes intelectuales de la peste marxista, autores “comprometidos”, algunos con talento, justo es decirlo, pero carentes de la mas mínima moral y vergüenza intelectual, capaces de prostituir su talento a los pies de una ideología tan fracasada como asesina.

Así fueron apareciendo, en este copamiento de vidrieras, Benedetti, Galeano, Rosencof, Liscano, y demás estrellitas que la historia sabrá donde poner, cuando las generaciones que contribuyeron a deformar, sean capaces de darse cuenta de lo que con ellas hicieron. Fue peor, mucho peor que el balazo en la nuca.

La propaganda goebeliana hizo que cualquier indio ignorante, cualquier golpista autoritario, cualquier soldador boquiflojo, llegue al poder y haga realidad el inmortal tango de Discepolín, “cualquiera es un doctor, cualquiera es un señor, mezclao con Estravinsky va Don Bosco y La Mignon, Don Chicho y Napoleón, Carnera y San Martín, detrás de la vidriera irrespetuosa de los cambalaches se nos va la vida, y herida con un sable sin remache, veo llorar la biblia, junto a un calefón...”

Y aunque mal de muchos es consuelo de tontos, no fue sólo Uruguay el agredido, la locura marxista pretendía todo el continente y en ello abocó su mejor esfuerzo.

Hoy América está invadida de calefones mientras la biblia llora de vergüenza.

Y la soberbia ha llegado tan lejos, que hasta pierden toda referencia y olvidando su patético y falso origen, posan de grandes personajes, sin siquiera poder verse al espejo, para apreciar su inmensa mediocridad, que día a día se agiganta ante los ojos asombrados de tirios y troyanos.

Dedicaron su vida a la prédica fascista, perfectamente orquestada, planificada con detalle digno de mejor causa, destruyendo el mundo “burgués” fuera como fuera, hasta llegar al poder. Y una vez que llegaron, el mundo les había dicho, veinte años antes, que no. La vieja realidad estaba allí sin que fueran capaces de verla, entonces, siguieron como si nada hubiera ocurrido.

Así aparece un ministro incapaz, cuya única habilidad es la mentira fascista, diciendo que en realidad no hay inseguridad, sino campañas de desprestigio y en su contra, faltaría mas...

U otro que posó toda su vida como gran conocedor del entorno internacional que nos viene a hundir en la peor crisis internacional de que tenemos memoria, y eso teniendo a su favor la razón y el derecho.

U otro, que no hizo mas en su mediocre vida que plantar cuatro flores y asesinar gente por la espalda, a posar de Ministro de Ganadería y Agricultura...

Y el peor de todos, el mas cínico e hipócrita de todos, el que destruyó mentes y carreras desde el decanato, el que escribió torrentes de tinta al servicio del marxismo materialista, a posar de neoliberal y arrastrarse sin la mas mínima vergüenza a los pies del capital mundial, y su meca, el FMI.

Todos guiados por la mano firme del mas grande demagogo de la historia del Uruguay, un médico que a lo largo de su vida supo pasearse por clubes mediocres de futbol, facultad de medicina, escritorios de dictadores, con telegramas de felicitación y todo, y luego, a las cómodas y fértiles camas del marxismo, donde en repulsiva combinación, se iban a asociar para arrimar los votos que faltaban, para llegar al poder.

Y eso sin despreciar las gauchadas de los amigazos ideológicos del exterior, que mas temprano que tarde le iban a mostrar que grado tiene la tal amistad y que valor le dan a ese término los comunistas.

Y así estamos hoy, gobernados por un paquete de incapaces improvisados, dirigidos por un médico aficionado a la pesca, chapoteando en la peor crisis internacional de que tengamos memoria, extendiendo la partida de defunción de un MERCOSUR al que decían, hace pocos meses, que era la única salida posible para el Uruguay.

La inseguridad campeando, los derechos básicos en tela de juicio, un poder sindical soberbio y prepotente que hace lo que se antoja sin representatividad alguna.

Y arrastrándonos ante el capital mundial, sobre las alfombras de la Casa Blanca, ante el FMI y demás organismos internacionales a los que durante décadas trataron de asesinos...

Sólo nos queda rezar, rezar mucho para que no aparezca una crisis internacional que afecte los precios de nuestros productos u otra crisis financiera, propia o heredada, porque ahí si que vamos a ver a estos genios en acción. Por ahora nos salvamos porque la corriente va a favor... Dios no permita que cambie, porque no van a saber como salir...

Lonjazo.

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