La zona de Lonjazo

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Location: Montevideo, Mdeo, Uruguay

Abogado y liberal

Wednesday, December 14, 2005

Otra vez?

Allá por la década del 30 del siglo pasado, (que lejano parece dicho así) empezaron con simples insultos, pero nadie en su sano juicio podía pensar que se podía ir mas lejos.
La civilizada Alemania, cuna de gigantescos pensadores, filósofos y músicos, no podía ir mas lejos que eso… y ya eso era demasiado.
Poco a poco se fue pasando del insulto al vidrio roto, al empujón, al golpe, a la pintada en la puerta, a la patota cobarde, y así fue creciendo la barbarie, ante la mirada asombrada e indiferente del mundo entero. Hasta que fue tarde.
Sólo 15 años mas tarde, se contaban mas de seis millones de seres humanos exterminados por su religión, origen racial, estado de salud mental, opción sexual, y cualquiera otra excusa que viniera bien, en el marco de una guerra devastadora, un continente en ruinas y mas millones de muertos.
Un gigantesco hachazo a la civilización, en nombre de una raza y una idea política.
Y todo porque no se supo o no se quiso, detener a tiempo a un demente de gran verborragia, que manejaba a un pueblo que se dejaba guiar sin demasiada resistencia. Se pensaba que con una pocas concesiones de territorio ajeno, la bestia calmaría su sed que, por el contrario, crecía cuanto mas lograba.
Cerca estuvo la humanidad toda del precipicio, cuando el demente estuvo a un paso de obtener la primer arma de destrucción masiva de la historia.
No hay que hacer un gran esfuerzo para imaginar que hubiera sido del mundo si lo hubiera logrado.
Naciones y razas enteras hubieran sido exterminadas o reducidas a la esclavitud al servicio de la raza superior. La bestia calculaba mil años.
Pero el bien triunfó y la humanidad con el esfuerzo y sacrificio de todos, se encamina hacia un futuro mejor y, a pesar de los pesares, lo va logrando. Hoy Europa ha renacido de sus cenizas y es un enorme y rico país donde todo el mundo quiere vivir.
Mas el mal no descansa, y 60 años mas tarde, un nuevo demente empieza con el insulto, y con la pretensión de construir armas de destrucción masiva, en el nombre de un Dios, que según ellos mismos, propicia la guerra santa y las violaciones a los derechos humanos.
Y no se diga que se trata de un exabrupto o un mal momento o una mala interpretación, se trata lisa y llanamente de una invitación, por parte de un jefe de estado, a la destrucción total del Estado de Israel. Se trata de un insulto descarado y de una grosera violación a uno de los mas caros principios de la sociedad internacional contemporánea, como lo es, la proscripción de la amenaza y el uso de la fuerza.
En esta, que no es la primera vez, la sociedad internacional, y no toda, le contestó duramente en términos diplomáticos.
A lo que, para demostrarle al mundo cuan en cuenta tomó el aviso y cuanto valora los principios de paz y seguridad internacional, volvió el demente a la amenaza y al insulto.
A no engañarse. No va a alcanzar con respuestas retóricas y sanciones diplomáticas mas o menos expresivas, que obviamente a este demente, poca mella le hacen. Hitler y Stalin también se reían a carcajadas de los “incapaces” con los que firmaban románticos tratados de paz y amistad.
No puede la humanidad civilizada sentarse a esperar a que el nuevo demente actúe, recapacite, o se siente a esperar un momento mas propicio, y menos todavía cuando dispone de inmensas riquezas que le da la naturaleza.
Encerrar al lobo en el corral de las ovejas esperando que se porte bien, no parece muy sensato. Mas bien habría que atarlo y ponerle un bozal y aún así no dejaría de ser peligroso. Y el corral, es el mundo occidental todo, no sólo Israel.
Este demente ya mostró su intención y su odio, y no se va a detener con sanciones verbales u económicas.
Si su pueblo no actúa, cosa dudosa porque vive bajo el terror del estado y es dudosa su comprensión de la situación, debe hacerlo la sociedad internacional y si ésta no lo hace, entonces Israel y el mundo libre, tienen todo el derecho de actuar en forma preventiva, y con hechos, no con palabras.
Demasiado cara fue la lección del siglo XX y bien sabe el mundo, que las palabras de nada sirvieron hace 60 años y que de buenas intenciones y esperanza, se llenaron los trenes hacia Aushwitz y Treblinka, lugares siniestros que el demente intenta negar o minimizar.
Y a no engañarse pensando que es un problema judío. En esto no se juega un país o una religión, está en juego toda la civilización judeo cristiana de occidente, que es la que ha alcanzado el grado mas alto de civilización y desarrollo de toda la historia de la humanidad y a la cual, en el nombre de un Dios, se la pretende sumir en una era de oscurantismo, ignorancia y terror, para solaz y esparcimiento de unos pocos jeques que tratan a sus pueblos peor que al ganado.
Lonjazo.

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