Asombroso

Si es que todavía queda algo asombroso en este gobierno.
El consejero de la educación, Barrán, considera que la existencia de instituciones de educación privadas “puede resultar peligrosa para la convivencia democrática”.
Y lo dijo así, sin anestesia.
Cuesta creer que un intelectual de la talla de Barrán, hasta ahora respetadísimo historiador, que conoce al minuto la historia de nuestro país, que es autor de libros tan exquisitos como recomendables, haya sido capaz de emitir públicamente tamaño juicio.
Este tropezón solo puede ser debido a la cercanía de algún primo alemán (Alzhaimer), porque aunque se piense, decir algo así estando sano, es un verdadero mamarracho.
Pocos conocen como él la calidad de la democracia uruguaya desde su nacimiento y la calidad que ha tenido siempre la educación, tanto pública como privada. Atributo éste en el que hasta hace relativamente poco tiempo, no se diferenciaban, y así fue, hasta que “consejeros” como él, empezaron a “aconsejar”, logrando la pauperización que hoy ostenta la educación pública.
Seguramente el “consejero” debe creer que es mucho mejor, que la educación sea estatal y bien dirigida ideológica y moralmente, como en alguna isla geográficamente mas o menos cercana, pero a años luz de la realidad, donde todos los días al empezar las clases, se recitan obligatoriamente las oraciones de alabanzas al líder supremo y amado padre, fidel.
O tal vez crea, que para evitar que la sociedad que puede, huya aterrorizada de la paupérrima educación pública, mejor, mas fácil y barato que mejorarla, es eliminar a la privada por ser superior, que no lo es porque haya mejorado, sino porque que la pública se autodestruyó en la ciénaga de sindicalismo ideologizado, que llaman “democrático”.
En definitiva, otra vez la vieja plancha marxistoide, tratando de alcanzar la igualdad aplastando todo lo que sobresale, a cualquier costo.
Si hay algo “peligroso para la convivencia democrática”, es que existan “docentes” que pretenden cambiar la historia, enseñando que los terroristas tupamaros fueron luchadores contra la dictadura, imbuidos de una profunda vocación social, sin que las autoridades y los “consejeros” digan ni hagan nada al respecto.
Pero mas “peligroso para la convivencia democrática” aún, es la existencia en cargos de responsabilidad de “consejeros” como Barrán, que se consideran capacitados para decirle a los demás, donde y que deben estudiar sus hijos.
El buen Barrán debe estar segurísimo de ser un tipo asombrosamente inteligente y bueno, tanto que siente la obligación de proteger a los menos agraciados que él, que somos todos los demás.
Como cantara el inolvidable Vinicius de Moraes, “a tonga da mironga do kabuleté”.
Lonjazo.