Los pollos de Mujica

Dicen que los pollos se le empezaron a volar al Ministro. Y no me refiero a los que se le escapan cuando se olvida de la dentadura, sino a los que sirven de alimento, esas simpáticas y versátiles avecillas, que digeríamos de tan variadas formas, cuando se podía.
Y debe ser mismo, porque andan por las nubes.
Es que con los avances que hay en materia genética, se puede esperar cualquier cosa. Hasta un pollo con cuatro patas y sin alas, que sería bárbaro, porque tendría mas carne y además no volaría. El problema sería agarrarlos… como en el cuento de Landricina.
O será que se volvieron sordos y no escucharon al Ministro, que ordenó que había que bajar los precios, so pena de escrache?
O quizás, no lo entendieron a Mujica.
Y esto podría ser porque el Ministro piensa como un pollo, cuando los pollos esperan que piense y actúe como un Ministro.
O quizás sea Mujica el que sigue sin entender la realidad y claro, si no la entiende él, que podemos esperar de un pollo?
Después de todo, al que menos le importa el embrollo, es al pollo, porque en tiempo y forma lo van a faenar igual, y le da lo mismo ir a parar al aparato digestivo de un pobre o de un rico, con arroz, con champiñón o al espiedo!
La cruel realidad vuelve a golpear a la puerta del desgobierno, pero el desgobierno sigue sin atender, porque están ocupadísimos con la lucha contra la inflación “que no existe” y obviamente, es difícil pelear contra algo que no es.
Parece que hubo un acuerdo, de boca, entre el Ministro, los productores y los industriales, sobre la inmortalidad del cangrejo; quedaron en que los cangrejos no mueren, pero, se siguieron muriendo y ahora, el Ministro anda fulo y los interlocutores quietitos como gurí con el pañal cargado.
Es muy bravo pactar un precio de algo, cuando este está sujeto a factores tan cambiantes y variados. Es como pactar que no llueva, cuando hasta un marxista se puede dar cuenta, que la lluvia es un fenómeno que escapa a la voluntad.
Los consejos de salarios imponen salarios a grandes, medianos y chicos, a los que pueden pagarlos y a los que no pueden también.
Que pretende el Ministro, que un industrial trabaje a pérdida, poniendo plata de su bolsillo, para que él quede bien con el cascarriaje, (término cariñoso con el que se refería a los pobres en la campaña)?
Los impuestos que gravan el combustible, entre otros, que a nadie se le ocurre bajar, porque hay que pagarle a decenas de miles de nuevos funcionarios y cubrir los 280 millones mas de gasto de la última rendición, etc., juegan en toda la cadena y pesan como yegua muerta.
El Ministro todavía no se dio cuenta, y experiencia y edad, ya que no formación, le sobran para saberlo, que a los precios les importa un rábano de sus “acuerdos” y amenazas, que lo que no se puede, no se puede, y eso es lo que lo está golpeando, y no la maldad de algún eslabón travieso de la cadena del pollo.
Al final, de esta ridícula comedia salen embromados, los que no pueden pagar el pollo, el desgobierno que sigue errándole al clavo, y obviamente los pollos.
En cualquier momento, como tienen mas cerebro que ministro marxista, hacen un sindicato y se declaran en huelga de cogote caído.
Si el Ministro quiere parar la inflación, tiene que dejar de pensar como un pollo y achicar el estado, no agrandarlo.
Hasta un pollo lo sabe!

Lonjazo.