Frivolidad

Cada vez que el gobierno se mete en un lío de ilegalidad grave, arrancan para el lado de modificar la Constitución.
Como si con eso, pudieran resolver la inconsistencia y el mareo en que viven.
Típico de las mentes totalitarias, que no se animan a violarla con tanto descaro, prefieren intentar el camino de modificarla a su comodidad.
Nada diferente de su amisocio Chavez, Evo, y alguno mas.
"No puede haber elementos que obstaculicen. La intención es la de realizar una revisión global para que no haya trabas jurídicas en decisiones políticas avaladas por la ciudadanía", dijo a El País el diputado Edgardo Ortuño, de la Vertiente Artiguista.
Es decir, el amigo Ortuño pretende que, cuando una fuerza política le dice a la ciudadanía cualquier bolazo, y con ello consigue el voto, entonces, no puede ser que “el librito” venga a obstaculizar su demagogia desatada.
Una verdadera joyita. Si alguna propuesta o ley, resulta inconstitucional, lo mejor es cambiar la Constitución.
Así, podríamos volver a la esclavitud, o a la pena de muerte, o en fin, a cualquier bolazo que se le ocurriera a cualquier demagogo que en el futuro aparezca, y logre el voto de suficiente cantidad de inocentes.
“Según Ortuño, una futura Constitución consagraría la "independencia (económica) del Poder Judicial, pero daría mayores amplitudes para modificar el marco legal vigente.”
El sueño del pibe. Una verdadera Constitución chicle, Mujica dixit, para poder hacer y deshacer a piacere, eso si, constitucionalmente. Igualito que Chavez.
Esta propuesta bien merecería aquella célebre respuesta del maestro Quevedo a su discípulo Albornoz, cuando le insistía que le corrigiera un libro…
“he leído tu libro, Albornoz,
y es de tal frivolidad,
que todos los días de Dios,
arranco una hoja o dos,
según mi necesidad”.
Lonjazo