Como llamarlo?

Dos pájaros de un tiro.
Dos mentiras históricas que se caen juntas.
De héroe a…
Como ponerle un título, al escándalo que se armó el miércoles 4?
El que vive de la mentira, debe tomar muchos recaudos para no ser descubierto, pero casi siempre, en su soberbia se descuida y al caer, con una patraña descubierta, como la fila de fichas del dominó, se empiezan a caer todas las demás, y solo se detiene, cuando no queda una en pie.
La represa de la gigantesca patraña montada por la izquierda en los últimos 20 años, empieza a rajarse. Poco a poco la grieta se va haciendo cañada, pronto será arroyo, y luego río y llegará a ser mar. Es cuestión de tiempo.
Es que se sigue dando el viejo dicho, “la mentira tiene patas cortas” y 20 años, en tiempos históricos, es poco, muy poco.
Ahora el fascismo, fiel a sus técnicas que siempre le han funcionado muy bien, va a intentar desacreditar a quien lo hizo posible, para tratar de que no se note tanto lo descubierto, pero ya es tarde.
Grabada o no grabada, la mentira sigue siendo mentira.
Por mas que maten al cartero, la noticia ya salió a la luz y es conocida públicamente.
La verdad brilla y no es posible taparla, y acá, hay dos grandes verdades en una. O dicho de otra forma, conocida una, la otra surge diáfana.
La primera verdad, gigantesca, es de índole personal y moral. Una persona, que ha vivido 20 años, currando cargos y elecciones con un discurso de víctima, un discurso trágico, de doliente hijo de un presunto asesinado por la dictadura.
Hoy se sabe, por su propia y descuidada boca, que ese hijo, no era un engañado inocente, sabía la verdad y la ocultó donde y cuando le convenía. Su padre no fue asesinado por la dictadura. Mintió y se benefició de la situación creada por la mentira. Una especie de estafa, donde se montó una escena a través de la cual, lucró con los restos de su propio padre.
Es la triste realidad, le duela a quien le duela y le duele a muchos.
Le duele a él, a sus allegados, a los que lo han seguido y a los que le creyeron y votaron. También les duele a sus colegas de la izquierda, que como patota fascista mediática, se lanzarán a defender cosas indefendibles, porque consciente o inconscientemente, han sido cómplices. Son demasiados lastimados.
La segunda verdad que se desprende de la anterior, no es menos gigantesca.
Según vocero intachable, nada menos que el Pro Secretario de la Presidencia, su padre fue asesinado por una banda mafiosa extranjera en el extranjero, para robarle dinero sucio y mal habido por la sedición comunista. Tan trágico, simple y patético como eso.
De resultas de ello, debemos deducir que no fue ningún héroe demócrata perseguido, (patriota como lo define el pasquín fascista de Fasano) sino una persona que estaba, por lo menos, en tratos con delincuentes terroristas, que estaban en guerra contra la democracia, en su país y en todo el continente, secuestrando y asesinando compatriotas, en el intento de instalar una dictadura comunista en el Uruguay, a cuenta de Cuba y la URSS.
De las personas que junto a él fueron asesinadas, sabemos, por el mismo vocero, que dos de ellas eran tupamaros y el otro, el también parlamentario Gutierrez Ruiz, también ahora, como antes, acusado de manejar dinero proveniente del accionar sedicioso, mal habido, y esto, adicionalmente, reconocido por su propia familia.
Su hijo mayor y su mujer, hicieron declaraciones en este sentido hace años, pero todo quedó en silencio, y en nota publicada hace pocas semanas a un viejo ex tupamaro, se le menciona este hecho, a lo que el entrevistado contesta, “dijo eso? será por eso que está muerto”.
Hasta aquí los hechos. Si la forma de destapar la olla usada por Bordaberry es “deleznable” para Brovetto, mucho mas lo es, el uso de la mentira sistemática durante años como arma política.
Mientras tanto, habrá que ir revisando el nomenclator de la ciudad, porque no es buena cosa honrar con sus nombres en las calles, a personas que de golpe, han quedado con su moral en duda. Es algo que tiende a confundir a la gente.
Lonjazo.