La zona de Lonjazo

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Location: Montevideo, Mdeo, Uruguay

Abogado y liberal

Wednesday, March 14, 2007

Welcome, and tanks...

El Dr. Vazquez, demagogo como han habido pocos en la historia de nuestro país, nos dio una lección a aquellos, que como yo, hasta ahora, no le habíamos encontrado una sola buena acción.
Pero tuvo una, y no voy a dejarla pasar sin escribirla.
En una bella tarde, donde solo desentonaban los mosquitos, frente a la prensa internacional, junto a sus ministros (no todos, gracias a Dios), aunque alguno como Gargano, miraba al vacío con la cara gris y otro como Mujica, despatarrado en una silla intentaba mirarse los zapatos, que se escondían traviesamente atrás de la abundante buzarda, tuvo un gesto de valentía, hombría de bien y buena educación, que me dejó sorprendido.
Agradeció al ilustre visitante, a él en persona y al país al que representa, por haber sido el único, que en un momento de crisis tremenda, tendió una mano generosa a nuestro país.
Excelente, y ojalá que se repitan estas acciones de caballerosidad, que
siempre enaltecieron al ser uruguayo.
Pero eso no fue todo. Debe haber sido terriblemente difícil para el presidente.
Porque lo hizo mientras algunos pocos miles de sus votantes, y también algún ministro, insultaban sin piedad ni honor al mismo visitante, haciendo carne aquella frase de Stalin, “el agradecimiento es una enfermedad que ataca a los perros”.
Lo hizo, mientras a unos pocos kilómetros en Argentina, el gobierno, otrora tan amigo, al que tanto de debe, permitía que un payaso gobernante de otro país, hiciera lo propio.
Y lo hizo, también a pesar de que en aquel negro momento de nuestra historia, él mismo, a la sazón eterno candidato, hacía su mejor esfuerzo, para que el Uruguay se terminara de hundir en la desgracia.
No hubo en aquel entonces ni después, en la actitud del Dr. Vazquez, ni la de su “fuerza política”, tregua alguna ni misericordia con su propio país, estaban empeñados en la táctica “cuanto peor, mejor”.
Realmente hubo de saltar muchas vallas de vergüenza, el Presidente, para hacer lo que hizo.
Bien dicen que Dios no quiere cosas chanchas.
Después de haberse portado tan mal para con Uruguay, a éste le llegó su San Martín.
Le tocó tener que recibir con honores y agradecerle, a quien, si las circunstancias fueran otras, estaría insultando como el que mas.
Bon apetit.
Lonjazo.

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