Vieja Viola

La Daisy canta el tango… como ninguna…
Y es cierto, porque nadie puede hacerlo peor y en peor momento.
Seguimos sin encontrar por lo menos una, a favor de la nueva Ministra del Interior, pero varias en contra, y eso que recién va en la primer semana.
Al segundo día de funciones, no encontró nada mejor que hacer, que avisarle a la delincuencia, que en caso de problemas, optará por el “mal menor”, es decir, sacar la policía de la calle y “laizes faire”.
Cualquier cosa, menos arriesgar a ser tildada de represora, por sus propios correligionarios.
Había recibido un buen empujón de confianza de todo el parlamento, pero no tardó ni tres días en destruirlo.
Y como no estaba conforme con haber empezado tan mal, no encontró mejor cosa para mejorar su imagen, que aparecer en un programa televisivo de alta audiencia (dicen), conducido por un notorio frenteamplista.
En el mismo, el conductor la trató como si fuera un murguista y ella, tan macanuda se lo permitió, y hasta se dio el gustazo de destrozar el tango “Vieja Viola”.
Lamentablemente, todo parece indicar que vamos a seguir por la ruta del papelón y el desparpajo en la administración frentista.
Papelón, porque queda claro que esta señora, igual que otros miembros del gobierno, experimentan enormes dificultades para proceder de acuerdo a la dignidad y el respeto, ya no propio, sino del cargo que ocupan.
No es con esa falsa humildad disfrazada de populacherismo, que se ejercen funciones públicas, muy por el contrario, al representar y ostentar enormes cuotas de poder público, se debe observar la mayor circunspección y recato, no por si, sino por el pudor de lo que representa.
Esta gente no se da cuenta que están representando a tres y medio millones de personas, la mitad, por lo menos, de las cuales, no ven bien que esté de mate, checheo y manoseo, hablando pavadas en un programejo de televisión.
Y digo manoseo, porque no se le llama la atención a un Ministro de estado, palmeándole el brazo en cámaras, por mas amistad o coincidencia ideológica que con él se tenga.
Mientras esté en el cargo, no es “la Daisy”, sino la Señora Ministra del Interior de la República Oriental del Uruguay.
Ojalá alguien se lo haga entender, para terminar con este continuo papelón.
Lonjazo