Un año mas
Un año mas y seguimos sin nuestra bandera.
Era la madrugada del 19 de abril, cuando al desembarcar en la brumosa playa de la Agraciada, fue desplegada por las manos del glorioso Libertador Lavalleja, como símbolo de las intenciones que traían.
LIBERTAD O MUERTE.
No había opción ni marcha atrás.
Con él, galopó hacia los cañones enemigos, en la inmortal carga de Sarandí bajo la orden “carabina al hombro y sable en mano”, cuando adelante sólo estaba la cabeza de su caballo.
Con él ondeó desafiante y orgullosa por los campos de batalla, tanto en la victoria como en la derrota, secó el sudor y la sangre de los patriotas y abrigó a los valientes cuando el frío de la muerte se acercaba, cumpliéndose el glorioso presagio que llevaba impreso.
Por fin llegó la paz, la libertad y el glorioso descanso. La patria había nacido con el dolor y la sangre de todo parto y la sagrada enseña fue a reposar entre las reliquias mas valiosas del heroico General, hasta que en 1859, sus hijos la entregaron al estado, para que la custodiara en nombre de todos sus miembros y éste, en 1912 la destinó al Museo Histórico Nacional, Casa de Lavalleja.
De allí, en una oscura noche un 16 de julio de 1969, fue escamoteada cobardemente por una banda de terroristas, empeñados en imponernos por la fuerza su idea de felicidad.
En su lugar, como acto de supremo desparpajo, que ilustra el grado de delirio soberbio e hipócrita con que actuaban, dejaron unos volantes que rezaban:
“Es hora de que esta bandera deje de ser pieza de museo en insultante posesión de los vendepatrias. Ahora la bandera de los 33 flameará al tope de las luchas populares”.
Se creían los portadores de la verdad y propietarios de la patria y sus símbolos.
Se sentían los abanderados de las luchas populares, actuando y pensando a nombre de personas que jamás les pidieron nada.
Se creían autorizados moralmente para acusar a los demás de vendepatrias, cuando eran ellos los que tomaban las armas a cuenta y cargo de un tirano extranjero, no para “vender la patria” sino para regalársela, destruyendo de paso, justamente la LIBERTAD que con tanto caradurismo invocaban.
El grado de hipocresía enfermiza es a absolutamente asqueante, y la idiotez con la que se comieron el versito aquel de que el revolucionario es una grado superior de ser humano, patético.
Esos terroristas, después de haber hecho tanto daño, recuperaron su libertad hace años y gracias a un estado de derecho que trataron de destruir, lograron compensaciones, empleos, dinero y hasta lograron el poder.Ya es hora de que DEVUELVAN LA BANDERA.
Lonjazo.
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