Dos al hilo

Un rasgo típico del comunista, sea descarado o tapado, es el convencimiento total y absoluto de que es superior a los demás, y por lo tanto, está capacitado para decidir que es lo que los demás pueden, deben y terminan haciendo, sean comerciantes, trabajadores, funcionarios, etc.
A esta altura uno empieza a dudar, si se tratará de una enfermedad mental o si es que son tan, pero tan inteligentes y buenos, que solo los mueve un superior afán de querer protegernos de nuestra propia estupidez. Se habrán creído aquello de que son un eslabón superior de la humanidad, el hombre nuevo, vaya uno a saber.
Miremos por ejemplo, un nuevo dislate con que nos azota la Ministra de Salud Pública, dicho sea de paso, el segundo del tipo en pocos días.
Si lector, la misma que, no bien se vió con poder, eliminó de un plumazo a los mejores oncólogos de Salud Pública y del país, para sustituirlos por la empresa y la troupe del Presidente Vazquez, (seguramente por nuestro bien y el de ellos), a descubierto que, los empresarios médicos ganan mucho dinero y por lo tanto, eso no es bueno; es un problema.
De modo que, la brillante ministra, encontró la forma de resolver tal problema, disponiéndose a evitar que empresarios privados introduzcan nuevas tecnologías médicas al Uruguay, por lo menos hasta que el estado las tenga. O sea, tarde, mal y nunca.
Algo parecido a lo que plantea, con respecto a las vacunas para prevenir el cáncer de cuello de útero.
Se puede concebir mayor acto de soberbia y altanería?
Se puede concebir que un ministro de estado, viole de semejante forma la Constitución de la República, impidiendo a su capricho la libre empresa, porque se le ocurrió que es injusto y en el mismo plumazo, ponga en riesgo nuestra salud?
Se cree esta buena y noble galena, que su opinión está por encima de las opiniones de los demás, que es mas inteligente y que está capacitada para opinar sobre cual aparato puede o no puede traer al país un colega a su cuenta y riesgo?
Se cree esta doctora que puede detener a la libre empresa y a la tecnología a empujes de su voluntad?
Se cree que la gente no va a usar la alta tecnología aquí o donde sea, porque a ella le parece cara y se le antoja que no se importe?
No se da cuenta que si tenemos el nivel de salud que tenemos, no es precisamente por lo mucho que han aportado el estado y los grandes y marxistas cerebros como ella, sino los empresarios médicos que han invertido su propio dinero para mejorar la tecnología?
No se da cuenta que si esperamos por el estado, y por ella, vamos a volver a las ventosas y a las cataplasmas de yuyos?
Si, claro que se da cuenta, porque si por algo no se la puede comprar, es por tonta. Seguramente a la clínica COR no le va a negar la autorización para importar y usar sus “aparatitos”, por mucho que puedan encarecer la medicina y por poco que puedan beneficiarse los pobres.
Pero mas allá de las ironías y de las constataciones de corrupción descarada, hay algo que queda al desnudo con estas actitudes, y es la mentalidad resentida y envidiosa que en general, padece el comunista.
Porque si lo que en el fondo de su retorcida alma quiere, es achicar la brecha social, lo que logra con estas barbaridades es justamente lo contrario, porque los ricos, no necesitan que ella ni nadie traiga tecnología al Uruguay, porque si la necesitan, viajan a donde está.
Cuando una tecnología es tan cara que el Estado no puede adquirirla, que mejor que un particular la traiga, para que pueda ser usada tanto por su empresa como por Salud Pública?
Así todos pueden beneficiarse en Uruguay, y no solamente los que pueden viajar y pagar las facturas fantásticas que se cobran en el primer mundo.
Lo que surge claro y triste de todo esto, es que a la Ministra no le importa tanto la salud de la gente, especialmente los pobres, como evitar que algún colega le vaya bien económicamente.
Es como dijo aquel chino postmaoista… “para evitar que algunos chinos tuvieran Rolls Royce, condenamos a millones a la bicicleta para siempre”.
En este caso, la Ministra está cometiendo exactamente la misma estupidez, pero en este caso, jugando con nuestra salud.
Lonjazo.